miércoles, 4 de junio de 2014

Soy feliz en la ignorancia

Este trimestre el articulo que nos ha mandando nuestro profesor de filosofía no era reflexionar acerca de una experiencia, si no leer un capitulo de los libros propuestos por el, cuyo autor es Michel Onfray, me costo bastante elegir cual capitulo y de que libro iba a reflexionar, todos me parecían un poco 'espesos' para mi y no entendía del todo lo que quería decir el autor en ellos. Hasta que di con este, "Gozar y hacer gozar", por el titulo, la verdad, creía que iba a hablar de otro tema, dejémoslo ahí. Me dispuse a leerlo, lo iba entendiendo bien y me intereso bastante, así que me decante por este. 
En un principio el autor empieza a reflexionar acerca de las dos mujeres que, supuestamente, son las culpables de la desgracia humana, el dolor, la enfermedad, la tristeza, etc. Estoy hablando de Eva y Pandora. Eva, que Dios la creo a partir de una costilla de Adán y fue la primera mujer de la tierra (Según las creencias cristianas) quien mas tarde sucumbió a la tentación y comió del árbol de la sabiduría, el cual Dios le había prohibido, y quien incito a Adán a comer también de dicho árbol. Y Pandora, también considerada la primera mujer en la tierra, solo que esta vez en la cultura griega, la cual nace como castigo a la raza humana ya que Prometeo había robado el fuego divino para dárselo a los humanos, los dioses le dieron a Pandora una caja llena de males y para saciar su curiosidad la abrió e hizo que se escaparan todos menos la esperanza. 
Las dos historias llegaban a una conclusión común, la tristeza, el dolor, la melancolía, en definitiva la ausencia de la felicidad, vinieron con la llegada del saber, de la razón.
Esa fue una de las reflexiones que mas me llamaron la atención, esa incompatibilidad de felicidad y el saber, es decir que para ser feliz totalmente es necesario ser prácticamente un ignorante, ahí comprendí la frase "Ojos que no ven, corazón que no siente", vivimos mejor en la ignorancia. El saber nos hará daño, o al menos eso es lo que intenta expresar Onfray.
A mi parecer tiene algo de razón, hubiera vivido mucho mas feliz sin saber que Papa Noel no existía o sin saber que España esta pasando por una gran crisis. Ese estrés que causa el saber no lo hubiera vivido. Como por ejemplo, el caso de un niño pequeño que por primera vez le explican lo que es la muerte, esa sensación de que algún día nuestra vida acabara, hace que el niño, en mi opinión, viva más triste o con mas miedo, cuando hubiera sido más feliz sin saber que no va a volver a ver a sus seres queridos que se han ido. 
Michel Onfray también nos dice que nosotros mismos preferimos ser infelices y tener el saber, que ser felices y vivir en completa ignorancia, yo no creo que sea así del todo, no es que prefiramos el saber, si no que es imposible vivir en completa ignorancia, para que llegara a darse ese caso, seria necesario que no uno si no que todos basáramos nuestra vida en el desconocimiento. Si se diera el caso de que pudiéramos llegar a ese punto seriamos como animales, ya que la razón es lo que nos distingue de ellos. Parece ser que la verdadera maldición del ser humano es la infelicidad, para poseer la razón es necesario no ser feliz.

domingo, 9 de marzo de 2014

Coleccionar sellos esta muy visto


Coleccionar tonterias... la verdad que no me ha sido muy difícil, ya que yo colecciono bastantes cosas, entre las cuales muchas son tonterías.
Tengo por costumbre guardar cualquier cosa, ya sea una piedra, una servilleta (no usada, claramente), etc., por tener algo de recuerdo. Algunas personas pensarán que tengo síndrome de Diógenes, pero yo no lo veo así, yo lo veo una forma de acordarme de un momento, una persona, un lugar..., o simplemente porque me gusta ese objeto.
Buscando por mi cuarto seleccione 20 objetos y grupos de objetos, los cuales casi nadie, supongo yo, suelen guardarlos.
Los objetos que componen mi colección son:
1.       Un trozo de papel con mi nombre que escribió la hermana de una amiga.
2.       Un globo desinflado de mi fiesta de cumpleaños sorpresa.
3.       El emblema de mi antiguo colegio recortado del uniforme que llevaba.
4.       Una caja vacía que contenía un llavero que compré en la primera gira que hice con mi grupo de teatro
5.       Unos botes vacíos de colonia.
6.       Una esponja para extender maquillaje que use mi primer año con mi grupo de teatro.
7.       Una pulsera antigua que no uso.
8.       Una piña rota por darle patadas con una amiga.
9.       La entrada de cine de mi película favorita.
10.    Una piedra de Itálica.
11.    Una arandela que encontré en el salon de actos de Santo Domingo cuando hice mi         primer curso de teatro.
12.    Una caja vacía de chocolate que me trajo una amiga de Suiza.
13.    Un trozo de un poster que había por Bilbao.
14.    Un pin roto de Gijón.
15.    Un bigote de cartón de un Happy Meal.
16.    Tarjetas antiguas.
17.    Un auricular roto.
18.    Un ticket de un restaurante chino .
19.    Una bolsa de una tienda de Bilbao.
20.   Entradas y libretos de todas las obras de teatro que he ido a ver.
Al ver las cosas que encontraba, y que la mayoría era lo que mucha gente puede denominar como 'basura', me di cuenta de que si tuviera que tirarlas, no lo haría.
Algo tan tonto como un globo pinchado, es un objeto el cual no me gustaría perder, ya que fue uno de los globos que pusieron en la fiesta sorpresa que me hicieron el año pasado y que mis hermanos pequeños escribieron y pintaron cosas en el. Parecerá tonto, pero yo lo considero un recuerdo hecho materia.
Objetos como el que acabo de mencionar, si tienen un significado 'sentimental' para mi, pero hay otros, como por ejemplo los tarros de colonia vacios, que lo conservo por el simple hecho de que me parecen bonitos y me da pena tirarlos, es como si les hubiera cogido cariño a esos objetos..


Todos estos objetos (exceptuando los botes de colonia) tienen detras de ellos un momento, una persona..., que no me gustaria olvidar y supongo que por eso conservo estos objetos, porque son como trozos de recuerdos que no me gustaria olvidar. Claramente todos los objetos, desde el que más me doleria perder, al que tengo por tener, son eso, objetos, algo efímero, lo verdaderamente importante es lo que representan esos objetos. Pero aunque no sean para siempre estas "tonterias", hasta que no me encuentre en un caso extremo en el que tenga que tirarlos a la basura, no pienso desprenderme de ellos.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Hoy me va a dar igual lo que piensen de mi.


Me considero a mi mismo una persona con muy poca vergüenza, nunca me ha importado hacer el ridículo en publico, pero aun así me daba un poco de miedo el disfrazarme un dia entero, sobretodo porque era de los primeros en disfrazarme y no sabia la reacción que iba a causar en los demás. 
La experiencia en general fue extrañamente positiva, no todos los días se va vestido como una niña "pequeña" al instituto, y el simple hecho de llevar coletas me hacia sentirme raro. 
Ya cuando iba al coche de mi padre llevaba las coletas puestas y se me hizo eterno el camino de mi casa al coche, aunque había pocas personas en la calle, sentía que todos me miraban y al salir del coche y cruzar la calle vestido de niña pequeña para llegar al instituto, volví a sentir todos los ojos clavados en mi. Si, sentía mucha vergüenza, pensaba cosas del tipo "Se van a referir a mi a partir de ahora como El niña pequeña" y que todos estaban riendo, aunque al cabo del día ya no me causaba la misma impresión. Incluso creo que llego tal punto que causaba indiferencia a las personas que me miraban, una vez causada la primera impresión, cada vez que volvían a encontrarse conmigo o a mirarme les resultaba menos extraño, aunque yo seguía con la misma sensación, en ese momento me di cuenta de lo egocéntricos que somos las personas, que nos creemos el centro del mundo, cuando en realidad las personas solo se fijan una vez o incluso muchas veces ni eso y después pierden el interés
No esperaba comentarios insultantes ni ofensivos y efectivamente no fue así, al contrario recibí comentarios del tipo "¡Que mono!", "¡Que gracioso!" aunque yo sabia que no era ni mono ni gracioso, iba ridículo, pero bueno en eso consistía.  Me gusto mucho la experiencia y la verdad que no me importaría volver a hacerlo, aunque seguramente no me causaría el mismo efecto, porque ya se lo que se siente. 
En este trabajo me he dado cuenta de lo influenciables que somos las personas, si alguien nos dice que estamos feos, gordos, mal vestidos, etc., intentaremos cambiarlo, en vez de hacer caso omiso a las criticas destructivas o a lo que pensamos que dicen a nuestras espaldas solo por causar buena impresión a los demás. Nos creemos que nuestra vida esta en boca de todos y que cualquier movimiento fuera de lo común será criticado, aunque no es así en absoluto. 
Por lo que a mi respecta no voy a volver a pasar vergüenza por tonterías, ni si quiera si me pongo coletas y el vestido de nuevo y voy a dar un paseo.